Convertirse en madre

AAABZmxA_NXhocbB4StJPq2lbev4jbeX-480x720.png

Convertirse en madre no sólo significa dar a luz a un hijo y criarlo en base al amor y al respeto. Ser mamá más bien significa ser protagonista de un proceso complejo, lleno de cambios potentes tanto a nivel emocional como físico, que de alguna forma nos desordena y nos desequilibra.

Pero este desequilibrio no es algo negativo en nuestras vidas, al contrario, significa que estamos viviendo en base al amor, a la entrega, al aprendizaje del día a día, sin programación, sin horarios, sin el orden que antes teníamos.

Es que eso ocurre cuando te transformas en mamá, la vida se te desordena. Si antes tenías horarios, ahora ya no los tienes. Ahora ordenas la casa cuando puedes, comes por capítulos,  trabajas cuando el niño duerme, y duermes… bueno no sé si realmente duermes jaja, dormir pasa a ser algo relativo por lo menos por un rato.

Cuando te transformas en mamá muchas cosas menguan, y lo que antes era cotidiano como hacer una maratón de películas el fin de semana ya se vuelve imposible. Sin embargo no son sólo esas cosas sencillas las que cambian, también hay cambios profundos, y es que ya no eres la misma, y no volverás a serlo, evolucionas, naces de nuevo, eres una nueva tu.

Ahora amas de forma impensada , tanto que darías la vida por ese nuevo ser indefenso que te necesita y ama tanto. Ahora empatizas con esa mujer del supermercado al que el niño le hizo pataleta. Ahora entiendes en sobremanera a tu madre y le agradeces aún más sus esfuerzos, sacrificios, retos y palabras de amor. Ahora quieres ser mejor cada día, quieres con más ganas dar lo mejor de tí, ahora te sientes más fuerte y con una valentía que no imaginabas.

Pero es verdad, ahora también a veces te frustras, a veces te preguntas si lo estás haciendo bien, a veces te culpas y pides perdón, lo que es normal, por eso es que el primer hijo es aprendizaje.

Todo esto sucede por el sólo hecho de ser mamá. Y es que ser mamá es algo que va más allá de lo biológico. Es psíquico, físico, espiritual, ahora pides el doble, ruegas a Dios el bienestar no sólo tuyo, sino también de los tuyos y le agradeces haberte dado esta oportunidad.

Ser mamá es maravilloso, es renovador y te mejora en todo lo aspectos cuando enfrentas este rol con amor y agradecimiento de lo que has recibido. Sin embargo no quiere decir que si no eres mamá no eres una mujer poderosa, valiente y completa. La maternidad no nos condiciona ni como mujeres ni como seres humanos, es sólo un aspecto enriquecedor y que complementa nuestras vidas. Un regalo.

Si eres mamá regálate amor en este día y regálale amor a aquellas mujeres que te guiaron, sacaron adelante, enseñaron, se amanecieron cuidándote y como si nada,  al otro día siguieron funcionando.

¡Feliz día a todas las mamás!

Anterior
Anterior

Como logro tener un momento para mi ahora que soy mamá

Siguiente
Siguiente

Cómo preparé mi matrimonio civil. Consejos y datos para ayudarte a preparar el tuyo